No está claro dónde comenzó la metáfora. Lo más probable es que en algún lugar, un ejecutivo bien intencionado describiera la cultura de su empresa como sentirse "como en familia".
Con el tiempo, más y más líderes corporativos comenzaron a usar la frase "como una familia", hasta que uno decidió llevarlo al siguiente nivel alardeando "somos una familia".
Cuando las empresas abusan de la palabra "familia", en realidad pueden dañar la cultura y la moral de la empresa.
Pero una empresa no es una familia.
Y lo que es más, una empresa no debe intentar ser una familia.
Cuando las empresas abusan de la palabra "familia", los resultados rara vez son positivos. De hecho, impulsar los niveles de compromiso de la familia en realidad puede dañar la cultura y la moral de la empresa.
El mal uso de la metáfora de la "familia" en el trabajo puede llevar a que los colaboradores sufran de varias formas.
Aquí hay tres en particular que se destacan:
1. Desequilibrio entre el trabajo y la vida
Muchas de las organizaciones que enfatizan ser una familia terminan tomando medidas que desdibujan las líneas entre el trabajo y la vida de sus colaboradores.
Pero eso se convirtió en un problema. En estos casos, los colaboradores nunca salen del trabajo, pasan más y más tiempo con su "familia de trabajo" sin quedarles el tiempo de inactividad que necesitan para mantener su productividad.
2. Se aprovechan de los colaboradores comprometidos
Cuando las empresas o los líderes de equipo enfatizan demasiado la metáfora de la familia, el siguiente paso es pedir un compromiso a nivel familiar por parte de sus colaboradores, y muchos líderes se aprovechen de la situación. Los colaboradores asumen un proyecto tras otro, sin tener en cuenta las cargas de trabajo existentes.
En el peor de los casos, se les puede pedir a los colaboradores demasiado comprometidos que vayan más allá del exceso de trabajo y cometan acciones éticamente inestables. Cuando está en juego la supervivencia de la empresa, o de la familia, los colaboradores pueden sentirse presionados a utilizar cualquier medio necesario.
3. Los colaboradores que se van son considerados como traidores
En organizaciones que enfatizan demasiado la familia, se vuelve fácil para los líderes etiquetar las salidas como una forma de traición.
No es raro que las compañías corten la comunicación con los ex colaboradores e instruyan a su gente a hacer lo mismo. Más allá de ser simplemente errónea, esta mentalidad en realidad puede limitar a una empresa, ya que las investigaciones muestran que los antiguos colegas que se mantienen conectados se convierten en fuentes potentes de nuevos conocimientos.
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