Tres lecciones de liderazgo del rugby que se aplican a cualquier negocio

 Tres lecciones de liderazgo del rugby que se aplican a cualquier negocio

Los líderes empresariales globales podrían aprender un par de cosas del rugby.

Para la mayoría de los estadounidenses, el rugby es un deporte desconocido. La pelota tiene forma de fútbol americano pero no se usa de la misma manera. Es un juego de contacto, pero no se juega como cualquier otro deporte.

Para mí es una segunda naturaleza. De hecho, en mis décadas de experiencia en un rol de liderazgo, he descubierto que el rugby es la metáfora más adecuada para describir la mejor manera de abordar el liderazgo organizacional. Me ha ayudado a perfeccionar estrategias que garantizan que mis equipos puedan trabajar de manera eficiente y colaborativa en todos los países, culturas y zonas horarias.

Hay tres estrategias probadas y verdaderas que sigo cuando se trata de liderar un negocio. Todos ellos contribuyen a crear un entorno que inspire a los colaboradores a hacer su mejor trabajo y se pueden encontrar en cualquier equipo de rugby exitoso:

1. Una estructura organizacional que distribuya efectivamente la autoridad para la toma de decisiones.

Los equipos funcionan mejor cuando se sienten capacitados para tomar decisiones mientras colaboran perfectamente con los demás. En el campo de rugby ocurre lo mismo. Si bien cada equipo de rugby tiene un capitán, varios otros líderes en el campo son fundamentales para tomar decisiones inmediatas durante el juego. A menudo, los líderes son intercambiables en el campo. Es esta flexibilidad la que les da a los equipos la ventaja.

Esto también lo vemos en el mundo empresarial. Los roles y responsabilidades son intercambiables, lo que brinda más libertad al equipo en general para tomar decisiones, incluso si no están dentro de su campo directo de especialización. Fomentar un entorno que anime a los miembros del equipo a girar, colaborar y probar algo fuera de su zona de confort es vital para garantizar que la organización pueda reaccionar ante oportunidades o desafíos rápidos.

Llevamos décadas escuchando que “se trata de trabajo en equipo”, pero verlo en la práctica es una realidad completamente diferente. La adopción de un enfoque flexible para la distribución de autoridad mejora la gestión de equipos en entornos dinámicos.

2. Relaciones sólidas que fomentan la colaboración

Ningún equipo, de rugby o de negocios, llegará muy lejos sin una verdadera colaboración. En el rugby, eso se extiende al respeto mutuo, dentro y fuera de la cancha. Los jugadores llaman al árbitro “señor” o “señora” en el campo de juego. Las decisiones se aceptan sin rabietas, y casi siempre se puede encontrar a los oponentes en el campo compartiendo una cerveza al final de un partido, sin importar cuán polémico sea.

La camaradería y el respeto básicos también son esenciales en un entorno de oficina para evitar la trampa de los silos de información y los conflictos entre equipos. Sin una colaboración eficaz, los equipos duplicarán el trabajo, los líderes tomarán decisiones con información incompleta y la estrategia organizacional se verá afectada.

En tiempos de crisis, el riesgo es aún mayor. Es importante defender lo que cree que es correcto y al mismo tiempo mantener relaciones sólidas y respetuosas con sus colegas, o nunca podrán trabajar juntos de manera efectiva a largo plazo. Lograr ese equilibrio no es fácil, pero es posible.

3. Una cultura de inclusión a la que todos puedan pertenecer

Con décadas de experiencia trabajando en mercados globales, sé muy bien lo importante que es garantizar una comunicación y comprensión intercultural efectiva.

Cada país y región tendrá diferentes expectativas en cuanto a las normas laborales y los estilos de comunicación, entre otras cosas. Cuanto antes aceptemos que todos somos diferentes y que esas diferencias sirven para un bien mayor, más fuerte será nuestra oferta colectiva. El poder de la diversidad queda muy claro con solo observar la composición de un equipo de rugby.

Por su propia naturaleza, el rugby es inclusivo y diverso. El campo está lleno de una amplia gama de personas: jugadores altos, jugadores pequeños, jugadores rápidos y jugadores lentos, de todo el mundo. Cada uno de estos individuos, de diferentes formas, tamaños, colores e ideales, se unen para formar un equipo cohesionado que hace el juego. Las habilidades y perspectivas únicas de cada uno crean la fuerza del equipo.

Cualquier lugar de trabajo se beneficiará al incorporar ese mismo espíritu. Empoderar a los colaboradores para que traigan todo su ser a la oficina y tener la intención de dejar espacio para que los colegas compartan más sobre sus identidades son prácticas vitales que fomentan la productividad y una cultura laboral positiva.

Un equipo ganador, dentro o fuera del campo

Lo que la mayoría de la gente necesita es un liderazgo afirmado. Las personas prosperan cuando saben a quién acudir, cuál es el plan y cómo contribuyen. Con una estructura organizacional confiable, el estímulo para colaborar y un profundo entendimiento intercultural, los equipos tienen el sistema de apoyo que necesitan para hacer su mejor trabajo.

Animo a todos los líderes empresariales a reflexionar sobre su estilo de liderazgo para identificar si hay áreas que requieran modificación. Algunos pequeños ajustes en su enfoque podrían ser todo lo que necesita para asegurarse de que su equipo gane scrums y consiga que el balón cruce la línea de try (meta).

JAMES DALY
 
14 MAY 2024
 
Great Place To Work ® USA
 
 


 

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